jueves, 18 de septiembre de 2014

Cada 19 de Septiembre... Desde 1985.... ... ... ... ... ... Alex Goodman

   Anteriormente, te había comentado que yo usualmente celebro tres días de mi cumpleaños, verdad? Bueno, pues mañana 19 de Septiembre, es mi último cumpleaños del año (el tercero).
   Aquel 19 de Septiembre de 1985, cumplía apenas 7 meses que yo me había ido a vivir a la gran Ciudad de México.Éran las 7:15 más o menos, de la mañana, y me cepillaba los dientes preparandome para irme a trabajar. Vivía, como gran parte de mi vida, solo, en una casa que unos parientes tenían allá por Satélite, en Naucalpan Edo. Mex. pues ellos residen en los Estados Unidos.
   Cuando inició el terremoto, pensé que, como siempre sucedía, se calmaría a los pocos segundos, pero, éste en lugar de reducirse parecía acelerarse. Me asuste cuando, el agua del excusado salpicaba mi espalda, al tiempo que empezaron a explotar  transformadores electricos en la calle. Así que decidí terminar rápido de cepillarme los dientes, y buscar las llaves de la casa y el coche para salir. Sin embargo, la desesperación no me permitía pensar adecuadamente. No pude encontrar las llaves, cuando la Tv se apagó. Ya no pude escuchar ni ver a Guillermo Ochoa y Lourdes Guerrero en su programa matutino mientras decían que no nos asustaramos... Pero sus rostros parecían más asustados que los nuestros.
   Salí al traspatio porque no encontré las llaves del frente. Casi de inmediato, observé que una antena de TV se venía encima, y alcancé a esquivarla, lo mismo que una tapa de tinaco de asbesto. Pensé que estaba yo mas seguro adentro que afuera, y regresé. Total, la casa era de un solo piso.
   Cuando todo pareció calmarse, encontré las llaves, y salí a la calle. Había cables caídos, postes, y mucha gente en el camellón central de la avenida en pijama aún. Muchas señoras lloraban junto con sus niños. Yo no supe qué hacer más que revisar la casa, algunas leves cuarteaduras, y salir a trabajar.
   Cuando llegué al paso elevado cerca de la Avenida Gustavo Baz, y eché una mirada al centro de la ciudad, y escuchar el radio, fué que me dí cuenta de la magnitud de la tragedia: Había humo intenso en la Torre de Pemex, faltaban varios edificios del complejo de Tlatelolco, y en otros había humo. Faltaban dos torres en Televisa Chapultepec, y una gran cantidad de humaredas se podían observar por todo el valle de México. Por fín me asusté.
   Entre el caos de trafico por la falta de semáforos, y las ambulancias, patrullas, y carros de bomberos que corrían en varias direcciones, pude llegar al edificio de la compañía donde trabajaba. Por cierto, fuí el único que llegué. Todos los demás habían preferido quedarse a proteger a sus familias...
   Al llegar al tercer piso, me senté por varias horas a observar la Ciudad de México que se veía desde la ventana de la oficina, en lo alto de ésa colina. Por el radio, ya Jacobo Zabloudovsky daba cuenta de la tragedia. Pocas estaciones transmitían, por cierto. No había teléfonos. (En ése tiempo no existían los celulares para la gente común).
   Así, sin luz, ni teléfono, ni fax, ni telex, estabamos incomunicados. No podía yo avisar a mis padres que estaba bien. A mis 21 años, yo no pensé que éso fuese tan importnate, de todas formas. Por la noche, mi papá llegó a la casa solo para preguntarme si estaba bién, lo cual le agradecí por primera vez. Pero, le comenté que deberíamos ir a la Col. Morelos, donde habitaban varios primos, y se oían cosas feas del entorno, así que decidimos internarnos ésa misma tarde. Al llegar, parecía territorio de guerra...
   Pude ver edificios derrumbados con gente atrapada, manos salían de entre los escombros, ya sin movimiento. Era un triunfo cuando se rescataba a alguien con vida. A las 8 PM nos unimos al movimiento surgido de rescatistas improvisados, y empezamos a mover tierra, objetos, piedras, escombros con las más simples herramientas: Nuestras manos. NO teníamos más. La solidaridad humana que surgió en ése día fué espectacular! El gobierno brilló por su ausencia! Bomberos, policias, paramédicos, todo fué coordinado por la sociedad civil. Surgieron líderes anónimos en cada derrumbe!
   Sacamos gente atrapada, pero también gente sin vida. Logramos llegar a la casa de mis tíos, que fué casi la única casa del la cuadra que quedó en pié, así que mi tío decidió que sería el albergue de sus vecinos...Y lo fué durante meses! 
   Dos de mis primos estaban sólo con heridas leves, pero vivos. Así que también se sumaron a las tareas de ayuda. No supimos a qué hora caímos rendidos por el sueño. Ahí, sobre unas lonas, fué nuestra primera noche a la intemperie. Al amanecer, mi padre debía regresar a Guanajuato, y yo a trabajar. Me dejó en mi trabajo en Tlalnepantla. 
   Durante la noche, la casa de los vecinos de mis tíos se derrumbó junto a nosotros. por suerte, solo sufrimos golpes, descalabradas, y raspones. Nada mayor. Estaba escrito que no ibamos a perecer ése día.
   Fué realmente dificil conciliar el sueño, y no pensar en la muerte...
   Por la noche, a las 7 PM, del viernes 20, hubo una replica muy fuerte. Decidí partir lejos de ahí. Dejé mi coche en el estacionamiento del trabajo porque no quería manejar, y me encaminé a la esquina de Valle Ceylan y Vallejo a tomar el primer autobus que pasara, con destino a los más lejos del DF... El primero que llegó, iba a Guadalajara, y me subí dispuesto a olvidar la pesadilla vivida, y a reiniciar de nuevo una vida, en mi nueva fecha de mi cumpleaños...