martes, 10 de septiembre de 2013

Mi historia personal del "Chocolatito"... Alex Goodman‏

   Buenos días preciosa:
   Cómo estás?
   Mucha gente se sorprende cuando menciono que, para celebrar algo, les invito, o pido que me inviten, un chocolatito...Cuando la respuesta más común para muchos sería el celebrar con una copa, una cerveza, o un café, y me escuchan decir que "Ésto merece un chocolatito" se quedan asombrados. He aquí la explicación.
    Para mí, lejos de la explicación científica que establece que existe una sustancia llamada Metiletilefrina que es segregada por nuestras glándulas endocrinas en momentos de placer (como en un orgasmo, o cuando recibimos un masaje, caricias o besos), y que está igualmente incluída en los ingredientes que componen una humeante taza de chocolate con leche, es una historia de recuerdos.
    Hace muchos años, cuando yo tenía 4-5 años, y como hijo mayor ayudaba en las labores de los negocios de mis papás, al caer la tarde, mi padre evaluaba si había sido un día bueno o malo. Un día bueno, merecía un chocolatito de la tienda de la esquina. Un día excepcionalmente bueno, merecía una taza de espumoso chocolate caliente con su correspondiente ración de pan dulce...Un día malo, simplemente no se mencionaba al chocolate.
   Ayer, mi padre debió cumplir 74 años, pero hace tres semanas, en el día del padre, cumplió exactamente 10 años que no está más conmigo...Así que ya por la noche, para celebrarlo, decidí tomar una taza de chocolate...Pues, cada sorbo, evoca en mis recuerdos aquellos años con mi padre, trabajando, haciendo cuentas, arreglando los aparadores, reordenando la mercancía, o viajando a su lado en sus viajes de negocios ya fuese a Guadalajara, Monterrey, León o DF...En aquellos días, no había Itallian Coffees, ni Oxxos, así que debíamos hacer algunas escalas en los changarros a la orilla de carretera antes de encontrar alguno que efectivamente estuviese dispuesto a preparar una taza de chocolate con leche, partiendo de las famosas tablillas de chocolate amargo (Moctuezuma, Abuelita, Morelia Presidencial, etc) con los que mi padre y yo celebrábamos cada éxito.
   Cómo olvidar cuando, en primero de primaria, recibí la medalla de Primer Lugar en Conducta, Primer lugar en aprovechamiento, y Primer lugar en actividades artísticas...Vaya que hubo chocolate en casa ése día...Y yo, desde que subía al estrado para recibir la primera, observaba de reojo a mi padre que aplaudía, sabiendo yo que más tarde saborearía mi taza de chocolate...
   El día que mi padre murió, entre muchas promesas que le hice, fué que seguiría su tradición. Hoy en día, mis tres hijos reciben un Kiss de Hersheys, por sus pequeños logros, Un Carlos V por logros más significativos, pero sus grandes logros los celebramos con un Chocolate Mocca...Los tiempos cambian...Las costumbres, no.
   Ahora ya sabes lo importante que es para mí una taza de chocolatito....
   Me invitas?

Besos...

Alex Goodman

1 comentario:

  1. Que maravillosa historia, me hizo llorar y llorar. Que orgullo un papá así y tu eres maravilloso. Brazos y besos.

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